miércoles, 15 de junio de 2011

El ritmo y la música rehabilitan a enfermos de parkinson y neurológicos

La rítmica corporal y la música como elementos que ayudan a recuperar el movimiento a pacientes que hayan sufrido un accidente cerebrovascular o a enfermos de parkinson es lo que propone el método Tubía, que se ha analizado hoy en un curso de verano de la UPNA. Según ha explicado en conferencia de prensa la autora de este método, Maite Tubía, que lleva 18 años investigando la influencia del ritmo musical y la rítmica corporal en la recuperación del movimiento, este método es aplicable en el tratamiento de las secuelas de accidentes cerebrovasculares y traumatismos craneoencefálicos y en la mejora del control del movimiento en el parkinson.
Además, puede ayudar al desarrollo motor y cognitivo de discapacitados intelectuales e invidentes.
El método Tubía comprende un programa de ejercicios rítmicos de técnica corporal y de danza, de complejidad progresiva, que se practican con música seleccionada, que puede ser de todos los géneros, siempre y cuando genere inducción psicomotora, emocional y sensorial.
Según Tubía, la terapia consiste en un entrenamiento, un aprendizaje complejo, en el que la música facilita y marca los movimientos, para, seguidamente, exigir una actividad motora y cognitiva superior al paciente.
El punto de partida de la investigación y desarrollo de este método tiene dos orígenes: por un lado, el descubrimiento por parte de personas con parkinson de que con música se movían mejor, por lo que los ejercicios persiguen que la persona aprenda a generar por ella misma y en silencio lo que es capaz de hacer con música.
Por otra parte, en el caso del daño cerebral sobrevenido, a finales de los años 80 se empezó a reconocer la capacidad del cerebro para reorganzarse y recuperar funciones gracias a la puesta en marcha de nuevas neuronas, recuperación que, sin embargo, no era espontánea, sino que dependía de la actividad.
Por tanto, para activar la neuroplasticidad, que, a diferencia de lo que se pensaba, puede ejercitarse en cualquier momento y no sólo en la fase aguda de recuperación tras un accidente cerebrovascular, deben realizarse ejercicios rehabilitadores, en un orden "lógico y progresivo".
Según Tubía, con cada uno de estos ejercicios, se ponen en marcha conjuntamente cuatro funciones: motoras, sensoriales, cognitivas y procesos motivacionales, es decir, la voluntad y estado de ánimo para concentrarse en superar las dificultades.
"Cada ejercicio es en sí una prueba y, si se supera, significa que se ha mejorado un aspecto cualitativo del control del movimiento", ha afirmado Tubía, quien ha explicado que el programa es el mismo pero la forma de proceder es distinta en cada caso, aunque siempre ha de ser continuo y constante en el tiempo.
Así, las pautas han de ser personalizadas, ya que la recuperación dependerá de muchos factores, como la gravedad de las lesiones, la experiencia de movimiento que tenga cada persona y los apoyos sociales y familiares con los que cuente, elementos que pueden tanto favorecer como entorpecer la recuperación.
"La música exige a la persona un movimiento más complejo que el natural, y, así, es el propio paciente el que, siempre y cuando se le dirija, se recupera por sí mismo", ha concluido Tubía.

Fuente: http://www.noticiasdenavarra.com/2011/06/15/sociedad/navarra/el-ritmo-y-la-msica-rehabilitan-a-enfermos-de-parkinson-y-neurolgicos

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