Cuesta empezar a escribir todo lo que tengo en la cabeza queriendo armar en palabras más todo lo que tengo en el corazón que son las palabras más difíciles no de escribir, pero sí de transmitir, ya que es un sentimiento que muchas veces no se expresa con palabras.
Pero hoy voy a escribir sobre ella...
Sobre alguien con quien hace casi 15 años comparto un lugar de trabajo y pocas veces nuestras actividades se cruzaron. Porque simplemente asi tenia que ser...
Si bien mi vida sentimental hasta hace 4 años venia en picada, para abajo y sin frenos, y con un divorcio a cuestas que me costó entender en el que además volví a la casa de mis viejos, con mi amigo Don Parkinson sobre mi cabeza y tratando de no mezclar ese sentimiento de que mi relación se había terminado por mi enfermedad, y un millón de incertidumbres a los que por respeto no vuelvo atrás a recordarlos, solo porque me hacen mal.
Así fue como después de varios intentos frustrados de mi vida amorosa que se interpolaron con la peor época de mi vida, stress laboral, llenos de una escalada de problemas, y en donde no tenía control sobre mi persona, y la vi…
Siempre decimos que nosotros empezamos de atrás para adelante, empezamos peleando, discutiendo, no entendiéndonos pero queriendo estar juntos, y no se podía todo. Yo venía enajenado, en lugar de aceptar al PK en mi vida lo alejaba más, no quería compartir con él mi vida y lo llenaba de frustraciones. Venia de dos accidentes importantes con el auto, donde le quería ganar la carrera al tiempo como fuera. Y no me daba cuenta que estaba perdiendo todo...
Me había revelado contra él y estaba dispuesto a darle pelea.
En ese tiempo me di cuenta que no podía estar con nadie, salvo con él, el Parkinson, y no había lugar para ella. Ella lucho, persistió y no claudico, y por supuesto intentamos una vida juntos pero ya desde el amor, desde la comprensión, desde todo lo maravilloso que trae la vida….
Una vida que hoy no cambiaría por nada.
Porque me costó pero entendí que el amor uno no lo puede matar, porque uno está vivo para darse una oportunidad y porque experiencias anteriores no tienen nada que ver con lo que es el hoy.
El año pasado no fue bueno para mí, tenía muchas contracturas, venia resistiendo de hacer actividad física, de buscar actividades que me hicieran bien, y con Ana recorrimos médicos, especialistas, kinesiólogos, acupunturistas, etc. hasta que me encontré con un medico neurocirujano que me ofrecía el oro y el moro a cambio de operarme. Un mago que con sus herramientas iba a lograr que todo desapareciera e hiciera justo eso, magia!
Ana, tuvo sus dudas, lo consultamos con mi neuróloga de cabecera y nos dio un empujón para ir más allá, y fuimos a Capital, al Fleni.
Desde ese día, mi vida fue otra.
Estoy tan pero tan bien que tengo ganas de disfrutar la vida como nunca... y allá atrás quedan esos rezagados recuerdos donde pensé que nunca iba a lograr estar como hoy.... FELIZ.